El Sindicato de Enfermería, SATSE, ha denunciado que las diferentes administraciones sanitarias no han puesto en marcha los programas y gabinetes de apoyo necesarios para dar respuesta a las necesidades de atención psicológica de los profesionales sanitarios que llevan más de diez meses sufriendo una gran carga de ansiedad, estrés, impotencia y, en muchos casos, de grave desgaste emocional por su labor contra la pandemia del COVID-19.
Recientes estudios vienen a refrendar los resultados del análisis realizado en junio por SATSE sobre el impacto de la lucha contra la pandemia en la salud mental de las enfermeras, enfermeros, fisioterapeutas y el conjunto del personal sanitario, concluyendo que casi la mitad de estos profesionales presenta un riesgo alto de trastorno mental a causa de las especialmente difíciles y penosas condiciones laborales sufridas durante meses en sus respectivos centros de trabajo.
Un 15 por ciento de las enfermeras y enfermeras encuestadas en junio por SATSE ya señalaron que habían necesitado ayuda psicológica por la excesiva sobrecarga y tensión laboral que habían tenido que soportar, así como por el contacto permanente con el dolor, el sufrimiento y, en muchas ocasiones, la muerte, y nuevos estudios hablan de depresión, ataques de pánico y estrés postraumático como los trastornos más comunes entre el personal sanitario a causa de la primera ola de la pandemia.
Extrema gravedad
Ante esta realidad, y salvo algunas iniciativas y programas de apoyo concretos y puntuales, la organización sindical ha constatado que las diferentes administraciones sanitarias competentes no han dado una respuesta generalizada e integral a este problema cuya magnitud y gravedad irá a más con el paso de los meses.
“Aún solo hemos visto la punta del iceberg ya que estamos convencidos de que muchas consecuencias y secuelas de carácter mental de todo lo sufrido en estos meses irán aflorando con el paso del tiempo, de ahí la importancia de que las administraciones sanitarias apoyen y cuiden a sus profesionales a través del desarrollo de programas y gabinetes de atención psicológica en todas las provincias”, apuntan.
Asimismo, el Sindicato recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha alertado de las consecuencias de la denominada ‘fatiga pandémica’ que afecta al conjunto de la ciudadanía y muy especialmente a aquellas personas, como son los profesionales sanitarios, que sufren sus consecuencias tanto a nivel personal y social como laboral y profesional.
Estres
Por último, SATSE recuerda que, antes de la pandemia, ocho de cada diez enfermeras y enfermeros ya reconocían sufrir gravemente estrés y la mitad padecer el síndrome del profesional quemado (burnout). Unas cifras que el Sindicato considera que habrán aumentado a consecuencia de todo lo experimentado durante la actual pandemia y que lo seguirán haciendo por todo lo que aún queda por sufrir en los próximos meses en los hospitales, centros de salud y centros sociosanitarios hasta que se empiece a recobrar cierta normalidad en su desempeño profesional.