El Sindicato de Enfermería, SATSE, ha denunciado que la sexta ola del Covid-19 está generando un tremendo desgaste de la salud psicológica de las enfermeras y enfermeros, ya que están sufriendo una mayor sobrecarga y tensión asistencial que las distintas administraciones sanitarias han propiciado al no reforzar sus servicios de salud con los recursos y medios necesarios.
SATSE subraya a que la pandemia del Covid-19 ha repercutido gravemente en la salud psicológica y emocional de las enfermeras y enfermeros, como constata una reciente encuesta del Sindicato que concluye que siete de cada diez sufren el síndrome del profesional “quemado” y casi nueve de cada diez se sienten estresados, mientras que la ansiedad, el temor o la angustia afecta a la práctica totalidad de estos profesionales.
Una realidad que, en lugar de mejorar, ha empeorado en las últimas semanas, ya que, después de dos años de lucha contra la pandemia, han tenido que hacer frente a las repercusiones de la nueva variante Ómicron mientras continuaban con las distintas campañas de vacunación (tercera dosis de refuerzo, menores, gripe…), detección y seguimiento de casos Covid y todas sus actuaciones asistenciales y de cuidados, tanto a la población afectada por el virus como al resto con cualquier otro problema de salud o enfermedad.
Físicas y psicológicas
“Las enfermeras y enfermeros sentimos que nos utilizan como meros instrumentos para contener unas pandemia sin pensar que somos personas que sufrimos y padecemos y que horas y horas de trabajo atendiendo, cuidando e intentando mejorar las cosas en un contexto tan difícil, y en contacto permanente con el dolor y la muerte, nos están afectando con unas graves consecuencias físicas y psicológicas que aún ni nosotros mismos somos capaces de adivinar a fecha de hoy”, recalca.
«Las distintas administraciones han optado por redoblar la presión a los profesionales en activo»
Ante esta preocupante situación, «las distintas administraciones sanitarias han optado `sorprendentemente´ por redoblar la presión a los profesionales en activo, impidiendo, incluso, que pudieran acogerse a derechos laborales, como permisos, vacaciones o días libres, en lugar de reforzar las plantillas existentes». En algunas comunidades autónomas, además, se han rescindido parte de los contratos de refuerzo covid realizados meses atrás, añade.
Tsunami emocional
“Nos hemos dado cuenta de que somos más fuertes de lo que pensábamos, que nuestros límites de esfuerzo, compromiso social y dedicación son mayores de lo que creíamos, pero también que no existen corazas ante el tsunami emocional experimentado y que estábamos y seguimos estando solos y solas porque los distintos responsables sanitarios han vuelto a cerrar las puertas de sus despachos para no oír el clamor profesional y ciudadano que exige acabar con la actual situación”, señala.
Por ello, el Sindicato de Enfermería insiste en la urgente necesidad de que se apruebe la Ley de Seguridad del Paciente, que lleva más de un año bloqueada en el Congreso de los Diputados, para que se pueda garantizar una mejor y más segura atención al conjunto de la ciudadanía y, al mismo tiempo, acabar con la sobrecarga y tensión asistencial que sufren las enfermeras y enfermeros al propiciar una asignación máxima de pacientes por cada uno de estos profesionales sanitarios.