El simposio ‘La innovación como aliada en el cuidado del paciente de Salud Mental’, celebrado dentro del XL Congreso Nacional de Enfermería de Salud Mental (AEESME), organizado por AEESME en colaboración con Jansssen, ha puesto en valor el trabajo de las enfermeras especialistas en Salud Mental dentro de todos los diferentes niveles asistenciales, desde la prevención hasta la administración de los tratamientos más innovadores.
Tal y como ha indicado Paula Zurrón, enfermera especialista en Salud Mental del Centro de Salud Mental la Corredoria de Oviedo, en el caso concreto de la esquizofrenia, es clave avanzar hacia una recuperación funcional, cognitiva y social de los pacientes, que incluya su incorporación al mundo educativo y laboral: “la palabra ‘recuperación’ está encima de la mesa y ya no solo hablamos de crisis y descompensación”.
Adherencia y calidad de vida
En esta línea ha destacado el papel de enfermería, “no solo para alcanzar la estabilización psicopatológica del paciente, sino intentando que pierda mínimamente la funcionalidad, recuperando sus relaciones sociales o actividades de ocio, y que tenga una mínima afectación cognitiva trabajando en la prevención y/o tratamiento de todas las comorbilidades físicas, etc.”, ha explicado.
En lo que se refiere al arsenal terapéutico, los pacientes con esquizofrenia tienen acceso a nuevas opciones terapéuticas que contribuyen a aumentar su estabilización clínica y calidad de vida. En palabras de Zurrón, “podemos hablar de nuevas formulaciones de larga duración (con menor frecuencia de administración) con todos los beneficios que implica este tipo de posología; entre ellos, el aumento de la adherencia terapéutica que nos permite poder intervenir en otros aspectos de la enfermedad. La incorporación de estas nuevas opciones terapéuticas añade más valor a la enfermería, que ha adquirido un papel clave para el manejo de estos tratamientos innovadores”.
Paciente y entorno
El simposio ha permitido poner de manifiesto asimismo la importancia de enfermería por su vínculo con el paciente y su entorno; una labor que debe realizarse de manera coordinada con otros profesionales de enfermería que atiendan al paciente (en Atención Primaria etc.), así como el resto de profesionales implicados en sus cuidados: psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, educadores sociales, etc.
Una idea en la que ha coincidido también Anna Bastidas, enfermera especialista en Salud Mental en la Unidad de Hospitalización del Hospital Clínic de Barcelona. “La coordinación entre niveles asistenciales se traduce en informes de continuidad de cuidados, de manera que no tratemos al paciente en cada dispositivo como si fuera un compartimento estanco, ya que ellos perciben esta discontinuidad y puede llegar a generarles también desconfianza en el tratamiento, en el vínculo, etc.”.
Terapias innovadoras
Uno de los mayores retos en el abordaje de los trastornos mentales es la falta de respuesta a los tratamientos previamente pautados. Particularmente, en el caso de los pacientes con depresión resistente al tratamiento, como ha destacado Bastidas: «Desde la enfermería nos hemos formado con la intensidad y rapidez necesarias para aplicar estas terapias innovadoras y contribuir en la evaluación, monitorización y seguimiento de los casos».
Dichos tratamientos innovadores “requieren que la enfermería de Salud Mental esté perfectamente formada, al día y dispuesta a aportar lo necesario para pacientes que pueden estar muy graves y que tienen un alto riesgo de suicidio”, como ha remarcado Bastidas.
En este sentido, ha destacado el papel de estos profesionales en la administración de los tratamientos más novedosos, “en cuanto a la formación del paciente, la supervisión, la ayuda a la auto administración, etc. Cada vez más, la enfermería juega un papel más relevante en el abordaje terapéutico de los pacientes con enfermedad mental, gracias a la formación continuada”, ha resumido para concluir.