Según datos oficiales del Ministerio de Sanidad, la partida destinada a conciertos alcanzó solo en 2021 la cifra de 9.010 millones de euros, mientras que en los últimos cinco años ascendió a 41.081 millones de euros, lo que, según SATSE, no ha resuelto “en absoluto” los problemas de la sanidad pública a pesar de la enorme cantidad de dinero público desviado a la empresa sanitaria privada.
Al respecto, SATSE asegura que, con los 9.010 millones de euros de 2021, se podría haber diseñado un proyecto de recuperación estructural y de recursos de la sanidad pública, ya que esta cantidad económica permite la puesta en marcha, con equipamiento incluido, de 75 hospitales con capacidad para 300 camas, y también de 100 centros de salud, así como la contratación anual de 75.000 enfermeras y fisioterapeutas. “Todo ello sí daría respuesta a la estructural falta de camas, como alerta Bruselas, OCDE, OMS, etc…”, añade.
Atención Primaria
Asimismo, SATSE, primer sindicato de la sanidad pública en nuestro país, afirma que también permitiría un claro dimensionamiento de centros de salud para descongestionar la Atención Primaria, sin olvidar la reducción de las listas de espera; corregir la actual precariedad contractual del personal eventual y también corregir la grave falta de enfermeras en nuestros país que tiene en jaque la seguridad del paciente en el conjunto de centros sanitarios y sociosanitarios que dan cobertura asistencial a 47 millones de personas.
Sin embargo, asevera el Sindicato, la administración pública apuesta cada año por desviar dinero público a la sanidad privada a pesar de que organizaciones de usuarios aseguran que el coste en un hospital público concertado multiplica por 11 el de uno de gestión pública directa.
“La patronal de la sanidad privada afirma que el coste en diversos procesos abordados en sus centros sanitarios es inferior al que cuesta en la pública, y pone como ejemplo la reducción de costes de amigdalectomía, cataratas, hernia inguinal y prótesis de cadera, cifrándolas en una reducción del 62%, 46%, 43% y 50%, respectivamente, pero se le olvida hacer público que en muchos hospitales de la privada no se tienen concertados con diversas aseguradoras privadas procesos oncológicos, trasplantes, diálisis, cirugía compleja, neurología, radioterapia, cirugía cardiaca, etc..”, señala.
Precariedad de los salarios
Según SATSE, también se les olvida informar públicamente de la precariedad de los salarios de los trabajadores en la sanidad privada, a excepción de los médicos; de la sobrecarga laboral y profesional que asumen las enfermeras, con hasta 25 y 30 pacientes en hospitalización y hasta 4 y 7 pacientes en las Unidades de Cuidados Intensivos, evidenciando las exiguas plantillas existentes.
Otro aspecto sobre el que la sanidad privada no informa es la “discriminación inaceptable” que sufren el conjunto de sus trabajadores respecto de sus compañeros de la sanidad pública en cuanto a jornada laboral, licencias y permisos, etc.
Reducción salarial y derechos
Todo ello, resalta, permite a la sanidad privada ofrecer costes más reducidos respecto de la pública, pero a costa de la seguridad del paciente y de la reducción salarial y derechos de los trabajadores a excepción del personal médico, “pues ya lo afirmó públicamente un alto ejecutivo de las clínicas privadas, asegurando que sus clientes no son los pacientes sino los médicos que me traen a operar a los pacientes”. Esta frase es determinante para entender el negocio de la sanidad privada que hace millonarios a empresarios a costa de la enfermedad de las personas, recalca.
Por último, SATSE considera inaceptable el desvío de 8.500 millones de euros de dinero público a la empresa sanitaria privada, mientras los quirófanos y consultas de la sanidad pública solo funcionan, de lunes a viernes por la mañana, y las altas hospitalarias se centran también mayoritariamente de lunes a viernes en turno de mañana. “Así, el tapón que genera la estructural falta de camas en nuestros hospitales sigue sin resolverse y tampoco hay voluntad política e institucional por hacerlo”, concluye.