Vivir con dolor

Vivir con dolor

Uno de cada cuatro españoles convive diariamente con el dolor. Cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de Dolor para concienciar sobre la importancia de su abordaje y de las unidades especializadas que se dedican a su tratamiento.

El dolor crónico es aquel que una persona padece de forma contínua durante más de cuatro días a la semana y que persiste al menos desde hace tres meses. Según la Organización Mundial de la Salud, “el dolor crónico es una enfermedad y su tratamiento, un derecho humano”.

Según el Barómetro del Dolor Crónico en España 2022 publicado por la Fundación Grünenthal y el Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz, cerca de 9 millones de personas en España, el 25,9% de la población, sufren dolor crónico. La población más afectada son la personas entre 55 y 75 años y las mujeres presentan una mayor prevalencia de la enfermedad (30,5%) respecto a los hombres (21,3%).

Los pacientes padecen la enfermedad durante un periodo estimado de 6,8 años y la intensidad media percibida del dolor se sitúa en los 6,8 puntos en una escala de 0 (ausencia de dolor) a 10 (dolor insoportable).

En España existen 417 hospitales que cuentan con unidades de dolor, de los que 197 son públicos y forman parte del Sistema Nacional de Salud (47% del total). Cada uno de estos hospitales ofrece servicio de media a 113.000 ciudadanos.

Además, hay organizaciones profesionales como la Asociación Española del Dolor (SED), que se apuestan por la promoción de trabajos científicos sobre los mecanismos y el tratamiento del dolor, sensibilizar a la sociedad sobre esta problemática y fomentar la mejora constante en la valoración y la terapia de los pacientes que sufren dolor. De esta asociación forma parte el enfermero Óscar Natoli Vargas, director de Enfermería del grupo MIVI en el Centro Médico Teknon y del Hospital General de Cataluña, que nos habla sobre el funcionamiento y la importancia de las unidades del dolor.

Unidades del dolor

Una unidad del dolor es aquella especializada en el manejo y tratamiento de  cuadros dolorosos complejos resistentes a tratamiento convencional.

Suele tratarse de unidades multidisciplinares en las que los pacientes son tratados por profesionales de la salud expertos en problemas de dolor crónico severo. Equipos expertos en dolor crónico que se han desarrollado con los años gracias al reconocimiento de este tipo de dolor como causante de efectos negativos en la vida del paciente.

Entre los objetivos más relevantes de la Unidad del dolor destacan los siguientes:

  1. Aliviar total o parcialmente el dolor de los pacientes.
  2. Incrementar la capacidad funcional de los pacientes.
  3. Mejorar la calidad de vida de los pacientes.
  4. Establecer y realizar el tratamiento del paciente con dolor crónico con una perspectiva global biopsicosocial
  5. Racionalizar la utilización de la medicación analgésica.

La ayuda de la enfermería en el manejo del dolor

«La dotación enfermera en las unidades del dolor depende de las características de la misma , del paciente tipo que acude a consulta, de la complejidad de los tratamientos que se realiza en la misma, de si cuenta con quirófano propio o no…», asegura Óscar Natoli.

Para Óscar, la enfermería es un eslabón imprescindible; un puente entre el paciente, la familia y el resto del equipo asistencial y como tal cuenta con una serie de funciones específicas:

  • Actividad asistencial tanto presencial ( electroterapia, iontoforesis, bombas de infusión intratecal, curas, parque capsaicina…) como no presencial (gestión de citas, dudas, comprobación de la adherencia al tratamiento, etc.)
  • Mejorar la eficiencia en la gestión de los procesos asistenciales así como reducir la utilización de los recursos sanitarios.
  • Promover y facilitar la continuidad asistencial.
  • Informar y formar a familiares o cuidadores del paciente con dolor.
  • Favorecer el autocuidado del paciente con dolor.
  • Educar y sensibilizar en el tratamiento del dolor al personal sanitario con el que el paciente tiene trato fuera de esta unidad.
  • Evaluación continuada de las necesidades del paciente con dolor (cambios en su intensidad, eficacia de los tratamientos, calidad de vida, estado físico y psicológico, capacidad laboral, etc.) para trabajar con el resto del equipo en las acciones a seguir.
  • Mejorar la eficacia del tratamiento.
  • Reconocer y actuar ante la presentación de posibles efectos secundarios adversos.

Consecuencias del dolor crónico

Los pacientes son el centro de estas unidades y, para Óscar, «es de vital importancia escucharles». Su opinión es muy tenida en cuenta a la hora de establecer protocolos o realizar cambios en la unidad.

Los pacientes con dolor crónico suelen ver su vida diaria afectada por este problema. Entre las consecuencias del dolor crónico encontramos:

  • Falta de autonomía. Levantarse o sentarse de una silla, así como vestirse o desvestirse  se convierte en un problema para estos pacientes y un10,7% de ellos necesita ayuda de otra persona para realizarlo.
  • Depresión y ansiedad. Entre el 22% y el 27,6% de los pacientes con dolor crónico presentan casos de depresión y ansiedad.
  • Limitación de la capacidad para trabajar, lo que acaba suponiendo un problema económico para muchas personas.
  • Problemas de movilidad y desplazamiento.
  • Aislamiento social. Encontrarse mal continuamente hace que muchos pacientes pierdan las ganas de socializar con amigos y familiares.

Uno de los retos futuros a los que debe enfrentarse el tratamiento a pacientes con dolor crónico es la formación en dolor en Atención Primaria. Además, el estudio y desarrollo de nuevas terapias marcará un cambio en la vida de miles de personas que en los próximos años padecerán este problema.

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