Según datos de la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso han alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial. Se estima que desde 1975 esta enfermedad se ha triplicado. Las cifras ya son de más de 1.900 millones de adultos , así como 340 millones de niños, niñas y adolescentes. Son así uno de los mayores retos de salud del siglo XXI.
Se trata de una enfermedad endocrino- metabólica, crónica, progresiva, recidivante y multifactorial, de tendencia epidémica que predispone a otras enfermedades como diabetes, hipertensión arterial o hipercolesterolemia, reduce la calidad de vida, incrementa el riesgo de sufrir dolor y disminuye la esperanza de vida.
Ya el estudio Framinghan mostraba que las personas obesas tienen una mortalidad 3,9 veces superior a la de los pacientes con un peso normal. También tienen una mayor comorbilidad asociada, como la enfermedad cerebrovascular, cardiovascular y el cáncer, la diabetes mellitus insulinodependiente, la hipertensión arterial y la dislipemia. Además, presentan alteraciones de la función pulmonar con implicaciones a la hora del requerimiento de ventilación mecánica por parte de estos pacientes y alteraciones en el sistema cardiovascular que incluyen disminución del gasto cardíaco, de la contractilidad y de la fracción de eyección.
Epidemia silenciosa
Según la Encuesta Europea de Salud en España del año 2020, un 16,5% de hombres de 18 y más años y un 15,5% de mujeres padecen obesidad. Respecto al sobrepeso, un 44,9% de hombres y un 30,6% de mujeres lo sufren.
Las consecuencias sanitarias de la obesidad costarán más de un billón de dólares
Las diferencias entre hombres y mujeres son mayores que en el caso de la obesidad, y es superior el porcentaje de hombres que padecen sobrepeso en todos los grupos de edad. Las consecuencias sanitarias de la obesidad costarán más de un billón de dólares para el 2025.
Fuente: Ministerio de Sanidad
Obesidad infantil
En el caso de la población infantil y juvenil, la situación no es mejor. La prevalencia de obesidad infantil y juvenil en España es de un 14,2%, una de las más altas de Europa. España se encuentra solo por detrás de Grecia con un 18% y de Italia con un 15,2%. Algunos factores que influyen en el sobrepeso de la infancia son los hábitos alimenticios y el sedentarismo. Los jóvenes serán mañana la población adulta y demandadora de recursos sanitarios. Pero la la referencia representativa más actualizada sobre obesidad infantil en población de 8 a 16 años, es el Estudio PASOS de la Gasol Foundation. Este dice que ya 1 de cada 3 niños/as (el 34,9 %) presenta exceso de peso: el 20,7 % tiene sobrepeso y el 14,2 %, obesidad (según IMC).
Se espera que la obesidad infantil aumente en un 60% en la próxima década, alcanzando los 250 millones en 2030.
Educación para la salud
Vista en cifras la realidad, lo que para la comunidad internacional está claro es que hay que actuar ya, hoy mismo. Hay que comenzar a romper la herencia de hábitos que no nos ayudan a estar sanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), defienden la necesidad de impulsar programas y actuaciones de educación y promoción de la salud en los centros educativos. Prevención, prevención y prevención. La obesidad suele comenzar durante la niñez y la adolescencia. Por ello, es especialmente importante reforzar en estas edades la educación para la salud. La enfermera escolar se convierte en el motor de desarrollo de hábitos de vida saludables. Desde Enfermera escolar ya se reivindica una enfermera en cada colegio. En los centros con enfermera escolar, toda la comunidad educativa descubre sus beneficios.
A través de actividades formativas, como talleres o seminarios, las enfermeras y enfermeros comunitarios también juegan un papel fundamental en los centros educativos para concienciar desde edades tempranas sobre los riesgos para su salud que conlleva, o sobre la conveniencia de realizar alguna actividad física o práctica deportiva. Así lo cuentan estas enfermeras de Atención Primaria en un taller de educación para la salud.
Durante la infancia es cuando se fijan los hábitos alimentarios, y si no se establecen correctamente, son muy difíciles de cambiar. Además, se evitarán otros posibles trastornos nutricionales, como la anemia. La etapa infantil es donde más cambios tanto físicos como intelectuales se producen, y en ello cobra especial importancia la alimentación.
Barrio rico, barrio pobre
Otro factor a tener en cuenta es la renta familiar. Según el estudio Aladino del Ministerio de Consumo, la pobreza y la obesidad infantil están relacionadas. En familias con rentas inferiores a los 18.000€ brutos anuales hay un 23% de incidencia de niños y niñas con obesidad mientras que en familias con más de 30.000€ solo un 11,9%.
Estigmatización
La obesidad pueden incorporar problemas no sólo sobre la salud física de las personas, también sobre su salud emocional y social. Arrastran hacia la baja autoestima, imagen corporal negativa, y la depresión. Las personas y los niños y niñas con obesidad pueden sufrir de estigmatización, estereotipos negativos, discriminación y aislamiento y acoso. Por ello, los p
Obesidad y Covid
Otra prueba de que la obesidad mata, también la hemos visto durante la pandemia. Recientemente, se han publicado los primeros estudios que sugieren que los sujetos con obesidad tienen más riesgo de desarrollar una enfermedad más grave por coronavirus. En concreto, muestran que la obesidad es un factor de riesgo para la hospitalización, el ingreso en UCI y el desarrollo de consecuencias graves que llevan a la muerte, en caso de enfermedad por COVID.