El ictus es una enfermedad cerebrovascular que se produce por la disminución u obstrucción del flujo sanguíneo. Cuando esto ocurre, la sangre no llega al cerebro en la cantidad necesaria, lo que hace que las células nerviosas no reciban oxígeno y dejen de funcionar. Detectarlo y tratarlo cuanto es vital para sobrevivir y hacerlo con los menores daños posibles.
Estos accidente cerebro vasculares (ACV) son más frecuentes a partir de los 55 años y su riesgo aumenta con la edad. Según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), teniendo en cuenta que en el año 2050 la población mayor de 65 años representará el 46% del total, casi la mitad podría sufrir un ictus.
Según un informe sobre soluciones pragmáticas para reducir la carga global de accidentes cerebrovasculares de la Comisión de Neurología de la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares-Lancet, de aquí al año 2050 las muertes por ictus aumentarán en un 50% hasta alcanzar los 9,7 millones de fallecimientos al año. Esto supondrá un coste anual de hasta 2,3 billones de dólares.
En nuestro país, cerca de 120.000 personas sufren un ictus al año, de las cuales alrededor de 40.000 fallecen. Además, cerca de un 30% de los pacientes sufren algún tipo de discapacidad tras un ictus.
Cómo reconocer si alguien sufre un ictus
Los síntomas del ictus pueden variar en función del área del cerebro que se vea dañada, pero en líneas generales estas son algunas de las señales que pueden indicarte que alguien está sufriendo un Ictus:
- Desviación de la comisura bucal .
- Pérdida de fuerza en brazos y piernas del mismo lado de forma súbita.
- Trastornos de sensibilidad o “acorchamiento” en la cara y las extremidades del mismo lado del cuerpo.
- Perdida súbita de visión, total o parcial, en uno o ambos ojos.
- Dificultad o imposibilidad repentina del habla.
- Dolor de cabeza súbito o de una intensidad no habitual sin causa aparente y que no cede a analgesia.
- Sensación de vértigo.
Factores de riesgo para sufrir un Ictus
Entre los factores de riesgo qua aumentan las posibilidades de sufrir un accidente cerbrovascular se encuentran: la hipertensión, la diabetes y el colesterol, la obesidad y el sedentarismo, el estrés o el consumo de tabaco y alcohol. Además el consumo habitual de drogas como la cocaína o los psicoestimulantes pueden hacer que el cuerpo colapse.
A todos estos factores hay que añadir otros dos que en los últimos años están XXXX: la polución y la salud mental.
La fisioterapia en la rehabilitación del ictus
Las secuelas de un ictus pueden incluir la alteración de la sensibilidad, la pérdida de fuerza y la falta de coordinación. El tratamiento de fisioterapia inmediato tras su diagnóstico es fundamental para una buena recuperación y la disminución de las secuelas del ictus. Su objetivo es la reactivación de la plasticidad cerebral para conseguir recuperar las funciones perdidas o mantener aquellas que sigan intactas.
Como el cerebro aprende a través de la repetición, es muy importante que el paciente practique cuanto más pueda las diferentes actividades cotidianas diarias. Este proceso debe empezar lo antes posible para aprovechar la capacidad de las neuronas de modificar su actividad y/o su morfología como respuesta a cambios del entorno o de uso.
Entre el primer y tercer mes, la recuperación funcional es mayor. Del tercer al sexto mes la mejoría es menor y, a partir del sexto mes se produce la estabilización del cuadro aunque el lenguaje y el equilibrio pueden seguir mejorando hasta transcurridos 2 años.
