Todos hemos oído aquello de que “somos lo que comemos” ¿verdad? Pues también somos lo que bebemos. El agua es el elemento mayoritario del cuerpo humano, es la gasolina del cuerpo, así que para mantener estos niveles además de comer equilibradamente, tenemos que beber mucho líquido al día. Los lactantes están compuestos de un 70-80% % de agua, los hombres tienen aproximadamente un 55% y las mujeres un 45%. Así que ese tópico de «beber mucha agua es bueno», quizá no es tan tópico y más nos vale cumplirlo.
En verano deberíamos beber unos 2,5-3 litros de agua
La hidratación es importante todo el año pero en verano se disparan las alarmas. Al aumentar la sudoración aumenta también la necesidad de incrementar la ingesta de líquidos aunque no tengamos sed.
Bebe aunque no tengas sed
Los nutricionistas recomiendan beber unos 8 vasos de agua al día en condiciones normales. Esto suele suponer unos 2 litros de agua. Uno de los indicativos de que estamos bien hidratados es la orina, que debe ser lo más clara posible. Si está casi transparente es que estamos bebiendo una cantidad aceptable de agua.
Almudena Pérez, enfermera de atención primaria, nos cuenta que en verano “hay que aumentar por lo menos medio litro nuestra ingesta hídrica”. Es decir que en verano deberíamos beber unos 2,5-3 litros de agua. Recalca sobre todo el hecho de hacerlo como un acto reflejo, una costumbre, incluso cuando no tengamos sed. Uno de los síntomas de deshidratación es la pérdida de sensación de sed, algo que ocurre mucho además a edades avanzadas.
Los síntomas de deshidratación
- Primeros síntomas: sequedad de piel, boca, mucosas y ojos
- Síntomas graves: vómitos, cefaleas, dificultad en la concentración y cansancio excesivo
Almudena recuerda que si se identifica uno o varios síntomas graves de manera persistente es necesario acudir a un centro sanitario.
Explicamos qué es el famoso corte de digestión
No tiene que ver con la hidratación pero sí con el agua así que vamos a recordar brevemente la relación entre el agua y el corte de digestión, también llamado hidrocución. Alejandro Blanco es enfermero en la piscina de la Complutense de Madrid y experto en recordar estos consejos a los bañistas.
Hidratación en niños y ancianos
Los ancianos y los niños, junto con los enfermos crónicos, son los colectivos más vulnerables, en lo que a hidratación se refiere. Con ellos hay que extremar todas las medidas preventivas y ofrecerles agua con frecuencia, aunque no manifiesten sensación de sed. (Podéis ver con detalle los consejos en el vídeo relacionado al final de la noticia).
Hidratación para deportistas
El agua es la gasolina del cuerpo en todos los casos pero si hacemos deporte con más razón. Aunque no seas un deportista de élite también te sirve esta explicación. Cuando realizamos deporte en verano lo primero es usar el sentido común: jamás hacer deporte al aire libre en las horas de máximo calor. En ciudades o zonas muy calurosas, y en las que además no hay mucha oscilación térmica, en verano resulta especialmente complicado hacer ejercicio en la calle. Para ciclistas o corredores que tengan que entrenar se recomienda hacerlo en circuito cerrado o gimnasios si las temperaturas son muy elevadas en el exterior. Y si no toca madrugar y echarse una carrerita a las 6 de la mañana. Eso sí, siempre hay que calentar, incluso cuando la temperatura exterior no es baja. Aquí podéis ver un recordatorio de calentamiento para runners.
Si finalmente las condiciones son favorables y podemos hacer deporte es vital aumentar la ingesta de agua: entre 2 y 3 vasos por cada hora de ejercicio intenso.
Ideas de bombero retirado
Puede parecer absurdo pero nunca sobra decir que gran parte de deshidrataciones y efectos nocivos del calor se pueden solucionar con sentido común. Por ejemplo, no se te ocurra ir al Zoo en pleno agosto o meterte en el coche sin una botella bien grande de agua. Tampoco ayuda decidir salir a dar un paseo a las 15:00 de la tarde en Toledo o jugar con los niños en el parque a las 13:00 del mediodía. Parecen consejos absurdos pero lamentablemente la experiencia nos dice que nunca está de más recordarlo.
Se puede morir de un golpe de calor
Los golpes de calor tienen mucho que ver con la hidratación y hay que tener en cuenta que es algo grave que puede llevar a la muerte.
Este año han muerto ya dos personas por golpe de calor, un joven de 17 años y un anciano de 94. En muchos de estos casos la muerte podría haberse evitado con unos buenos hábitos durante las épocas de máximo calor. Por ejemplo en Catalunya, el año pasado fallecieron 28 de las 65 personas que sufrieron un golpe de calor y la mitad de estas personas se encontraba al aire libre.
Aumentar la ingesta de agua entre 2 y 3 vasos por cada hora de ejercicio intenso
En la ola de calor del año 2003, una de las peores que se recuerdan se registraron al menos 35.000 fallecidos en ocho de los principales países europeos que la sufrieron.
La principal causa es que el calor extremo impide que el hipotálamo, que es el encargado de regular la temperatura corporal, trabaje con normalidad. Esto puede derivar en fallo de las funciones respiratoria y circulatoria del cuerpo y desencadenar, en algunos casos, en otras complicaciones que pueden llevar a la muerte. El agua es la gasolina del cuerpo y es mucho más económica que la de los coches. Aquí tenéis una guía de hidratación que en tan solo 5 minutos te da las claves para estar perfectamente hidratados todo el año.