Somos lo que comemos, y vaya si lo somos. No sabemos muy bien de dónde nació esta expresión pero, podríamos añadirle un “y también lo que nos movemos”. Desde que comenzó el auge de la comida basura y las nuevas tecnologías la obesidad comenzó un ascenso casi exponencial. Lo que preocupa es que las generaciones venideras están heredando estos malos hábitos de vida y su salud lo está notando. Además, la obesidad infantil se ceba además con las familias más pobres, también en la era Covid.
“El 80% de los niños trae cosas industriales para el recreo”, comenta Esther. “Empaquetados, zumos, batidos, paquetitos de cereales y galletas”, remata. Como enfermera escolar Esther ve los hábitos alimentarios y de actividad desde la más tierna infancia. Es también responsable de que muchos de esos niños y niñas consigan corregirlos para evitar la obesidad y afianzar los hábitos de vida saludables.
A día de hoy cerca de la mitad de la población infantil está por encima de su peso. El 23,3% tiene sobrepeso y el 17,3% obesidad. La buena noticia es que la evolución desde 2011 parece indicar que la tendencia está decreciendo levemente.
“El 80% de los niños trae cosas industriales para el recreo”
El problema muchas veces es la falta de tiempo. “Para inculcar hábitos de vida saludables hace falta ser constantes”, comenta Esther. Por eso, además de sus sesiones de educación para la salud, esta enfermera escolar piensa que este tipo de contenidos deberían formar parte de las horas lectivas. Sería, desde su punto de vista, un refuerzo importante.
El segundo gran enemigo es el sedentarismo. El 24% de las niñas y niños dedica más de 3 horas al día a pantallas, lectura o deberes. Es decir, cero movimiento y actividad física.
La Covid llegó para cambiarlo todo
La Covid 19 llegó para cambiarlo todo, también, y muy especialmente, el ámbito escolar. A los grupos burbuja y protocolos se suman los tiempos reducidos de comedor por grupo (tan solo una hora en el colegio de Esther) y también el tiempo que se puede dedicar para hacer educación para la salud.
Este año Esther había pensado incluir el plato Harvard en sus sesiones, “la pirámide ya está un poco obsoleta y hay que actualizarse”, comenta, pero “a saber si es posible tal y como está la cosa”. A través de diferentes colores y de una manera más visual, este plato Harvard es el equivalente a la pirámide de toda la vida pero por colores. De esta forma y de un solo golpe, podemos ver qué alimentos deben predominar en la dieta diaria. Porque los peques tienen que ver que “tienen que comer verde” cada día.
Otra buena noticia, según esta enfermera, es que este año hay más niños y niñas que llevan tupper con fruta cortada al colegio. “Como ahora los niños no pueden compartir la merienda muchos padres les ponen cosas menos atractivas” para que no tengan la tentación.
El problema a veces viene de casa
En el colegio se aprenden muchas cosas pero otras vienen de casa. Y ahí está uno de los puntos débiles. La comida rápida es más económica y muchas familias no pueden permitirse proteínas de gran calidad, por ejemplo, y caen en los preparados y la comida basura.
En la actualidad Esther trabaja en un colegio una zona de Madrid con rentas elevadas pero ha trabajado en otros y afirma que hay mucha diferencia dependiendo de la zona, el barrio y las familias. En la zona sur de Madrid, por ejemplo, “muchos peques, comen el 80% de hidratos de carbono de absorción rápida”, por ejemplo, chocolate o galletas.
Los peques tienen que ver que “tienen que comer verde” cada día
Caso aparte son los menús de comedor. La media que suelen pagar los padres y madres por el comedor ronda los 90€ mensuales y, en algunos casos, la calidad de los menús también reflejan esas limitaciones económicas.
Pobreza y obesidad infantil están muy relacionadas
Según el estudio Aladino, publicado recientemente por el Ministerio de Consumo, pobreza y obesidad infantil están muy relacionadas.
En familias con rentas inferiores a los 18.000€ brutos anuales hay un 23% de incidencia de niños y niñas con obesidad mientras que en familias con más de 30.000€ solo un 11,9%. Lo que deja claro que el número de niños y niñas con obesidad es mayor entre familias con rentas más bajas.
El número de niños y niñas con obesidad es mayor entre familias con rentas más bajas
Diferenciando por sexos, son los niños los que tienen peores índices. El 19,4% de ellos padecen obesidad mientras que en niñas afecta al 15%.
El fast food, cianuro para la obesidad
Y volvemos una vez más a hablar de la comida basura. El fast food es como cianuro para la obesidad y un increíble reclamo para la población más joven. Y sí, también la consumen más quienes tienen rentas más bajas. Mientras que en familias con rentas superiores a los 30.000€ poco más del 10% acuden a un centro de comida rápida una vez a la semana, cuando se trata de rentas menores de 18.000€ este índice se eleva hasta el 18,5%.