El acoso escolar o bullying es actualmente una situación frecuente pero también evitable. Por ello es necesario disponer todos los medios y recursos para conseguir reducir su incidencia, especialmente en un ámbito que está generando grandes incrementos, el ciberacoso. Y es que las nuevas tecnologías se han convertido en una forma común de acoso a menores de edad.
En Europa, el 44% de los niños que ya habían sido víctimas de ciberacoso indicaron que el fenómeno se incrementó durante el confinamiento. Los datos provenientes de varios países revelan también que los niños, en particular, las niñas entre 11 y 13 años, son los más expuestos a convertirse en blanco de acosadores sexuales.
Tres formas de ciberacoso
Las nuevas tecnologías se han convertido en una forma común de acoso a niños y menores de edad en sus múltiples formas. Entre las diferentes formas de ciberacoso se encuentran:
- Happy slapping: Grabación de una agresión física, verbal o sexual a un menor, que se difunde y comparte.
- Grooming: Engaño o abuso sexual online por parte de un adulto hacia un niño o niña.
- Sexting sin consentimiento a menores: Envío de fotografías o conversaciones de menores con contenido erótico a terceras personas, sin consentimiento.
Aunque la violencia en línea no ocurre solo en los centros educativos, el sistema educativo tiene una misión importante que cumplir al abordar las cuestiones de seguridad en Internet, de ciudadanía digital y de utilización de tecnologías. La educación formal puede y debe desempeñar un papel clave al brindar a los niños, niñas y jóvenes las capacidades y conocimientos necesarios para identificar la violencia en línea; también para protegerse contra las diferentes formas en que puede presentarse, ya sea por parte de sus compañeros o de los adultos. Según los últimos datos disponibles del Ministerio del Interior, en 2017 se registraron 2.286 denuncias por delitos contra menores de edad. De ellas, 926 fueron por amenaza o coacción y 703 sobre delitos sexuales en Internet.
Enfermera escolar
Dentro del ámbito educativo, la profesión enfermera, a través de la enfermera escolar, tiene un importante campo de acción. Puede iniciar intervenciones para evitar que se generen este tipo de situaciones y también es decisiva en la identificación de casos, dado la relación de confianza que se establece entre la enfermera y el alumnado, y el conocimiento de la influencia de este tipo de situaciones en la salud. Hay trabajos que evidencian la actuación enfermera en este campo, especialmente en Estados Unidos, donde la enfermera escolar está presente en los centros desde hace años.
Cada día se resalta la necesidad de establecer planes de cuidado en los ámbitos educativo y familiar para ofrecer intervenciones que vayan dirigidas al diagnóstico oportuno, la sensibilización y la atención inicial de los menores, la familia y los maestros. Es importante que el profesional en enfermería se convierta en promotor de información sobre este tema entre los niños, padres y profesores; ayude a la elaboración de programas y campañas contra el acoso en el ámbito escolar y fomente la salud mental de niños, niñas y adolescentes.
Se requiere también la identificación temprana de signos y síntomas que indiquen que el niño puede ser acosador o sufrir de acoso escolar como, por ejemplo:
- Problemas de memoria, dificultad en la concentración y atención y descenso del rendimiento escolar.
- Depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, dolor de cabeza, malestar generalizado, cansancio, sensación de ahogo, etc.
- Dificultades para dormir, pesadillas o insomnio.
- Aislamiento social, apatía e introversión.
- Mantenerse en estado de alerta de manera constante.
- No querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños.
- Sentimientos de culpa y asunción de responsabilidad de los hechos.
- Conductas de huida y evitación.
- Negación de los hechos e incongruencias.
- Llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas.
- Miedo a perder el control o a estar solo.
- Síntomas como temblores, palpitaciones, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc.
- Ideas e intentos de suicidio.
Violencia online
Según la encuesta realizada por Save the Children en 2019 a 400 jóvenes de toda España, más de las tres cuartas partes de los encuestados han sufrido violencia durante su infancia. El 47%, incluso más de un tipo.
Los tipos más habituales en España fueron el ciberacoso con un 40%, una práctica que sufrieron por primera vez entre los 8 y los 9 años, y que afecta en mayor medida a las niñas que a los niños. Mientras la mayoría fue por parte de un amigo o compañero del colegio, en casi el 16% de los casos se trató de una persona desconocida.
Además, el sexting sin consentimiento afectó al 3,74% de los encuestados en alguna ocasión, algunos de ellos en más de 6 ocasiones. Algo que sucedió entorno a sus 14 años, principalmente por parte del niño o niña con la que salían.
¿Cómo acosan?
En el III Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativos en Tiempos de Pandemia 2020 y 2021, realizado por la Fundación Anar, los estudiantes identifican las formas de agresión que sufren sus compañeros. Destacan el incremento de la difusión de rumores, amenazas y aislamiento.
Además, el 21,8% de los menores reconoce reconoce haber podido participar en alguna situación de bullying o ciberbullying sin darse cuenta.
Teléfono móvil
Otra encuesta desarrollada también por la Fundación ANAR desde la perspectiva de los menores afectados, desvela que el ciberbullying representaba ya en 2016, y a partir de los 13 años, el 36,5% de los casos de bullying (más de uno de cada tres). Otra conclusión llamativa es que el 70% de las víctimas de ciberbullying eran chicas.
El teléfono móvil es la herramienta más habitual para acosar telemáticamente y, dentro de este medio, el WhatsApp es la aplicación más utilizada (81% de los afectados). El acoso a través de redes sociales lo padece una tercera parte de la casuística, 36,2%.
La agresión pasa factura a quienes la padecen y el 92% de las víctimas sufre algún tipo de secuela psicológica, siendo la ansiedad la más frecuente, seguida de la tristeza, soledad y baja autoestima. Un 10% de las víctimas ha tenido conductas autolesivas, pensamientos suicidas e incluso intentos de acabar con su vida como forma de huir y acabar con la situación.
El ciberacoso es un problema muy serio al que se exponen miles de menores y al que hay que hacer frente. Exige toda nuestra atención. Para que el acoso se detenga, no solo hay que detectarlo, es fundamental denunciarlo. Para eso existen muchas fórmulas, entre ellas el teléfono de ayuda 900 018 018 del Ministerio de Educación. Da respuesta inmediata a todo tipo de problemas: acoso escolar, violencia de género, maltrato, trastornos de alimentación, ciberbullying, entre otros.
Si te preocupa tu seguridad o algo que te sucedió en línea, habla sin demora con un adulto en el que confíes.