Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. El objetivo es visibilizar el trabajo de las mujeres que se dedican a la ciencia y por supuesto a la actividad investigadora, creando así referentes femeninos para la infancia que puedan contribuir a eliminar los sesgos y alcanzar la igualdad de género en el ámbito científico. Enfermería ha vivido históricamente como profesión este sesgo. No hay duda de que la historia de la Enfermería en el campo de la investigación es una historia de superación.
No more Matildas.
La situación empezó a cambiar en 2006 con el marco de Bolonia, pero ya habían pasado treinta años de lucha y reivindicación. El nuevo plan de estudios integró las competencias en investigación en tres ciclos: Grado, Máster y Doctorado. Con el nuevo sistema universitario se rompió el techo impuesto que impedía optar a estudios superiores en su ámbito de conocimiento. Se acabó, tras más de tres décadas, tener que estudiar otra carrera para acceder al doctorado.
¿Cuáles son las barreras de genero?
Pero ¿cuáles son las barreras de genero? Las científicas, también las enfermeras, se enfrentan a múltiples barreras para avanzar en su carrera científica, a obstáculos arraigados como el techo de cristal, los sesgos en la selección, las relaciones de poder, los estereotipos sobre su validez para generar conocimiento, u otros sexistas y educacionales. A estos hay que añadir el sesgo de la maternidad. La suma de todos ellos, y de otros, provoca que las científicas arrastren un hándicap por ser mujeres. Unos conceptos que se aplican en mayor o menor medida, en España y en el resto del mundo.
Según Naciones Unidas, las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33,3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres; las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas; y su trabajo está poco representado en las revistas de alto nivel y a menudo no se las tiene en cuenta para los ascensos. A nivel global, las mujeres son menos de un tercio de los investigadores y solo el 3% de Nobel en ciencia han sido otorgados a mujeres. Ya lo decía Virginia Wolf, en su obra Una habitación propia: «Me atrevería a aventurar que Anónimo, que tantas obras ha escrito sin firmar, era a menudo una mujer».
Hay numerosos análisis que corroboran estos datos. Por ejemplo el que anualmente desarrolla el CSIC, referente de la investigación en España. En esta entidad, la proporción femenina desciende según se asciende en la carrera investigadora. Así, en el último año, por ejemplo, el Índice del Techo de Cristal (Glass Ceiling Index-GCI) sigue con la tendencia descendiente, situándose en 1,35, valor que está por debajo de otras instituciones europeas. No aumenta el porcentaje de mujeres en el personal científico de la institución que se mantiene en el 35,9%. Se ha producido un incremento en el porcentaje de mujeres en el equipo directivo; pero, la dirección de centros está en el 20,9%.
Más trabas
Y con la pandemia los números se agravan. Según la presidenta de la AMIT,Carmen Fenoll, citando fuentes del Ministerio de Ciencia e Innovación: «El 40% de las científicas tuvo que dedicar bastante tiempo a los cuidados de los hijos y a veces al de sus padres, contra solo el 15% de los hombres».
Y en el plano de los salarios, las retribuciones de las mujeres científicas son menores. También hay desigualdades en el reconocimiento y la divulgación de la investigación. Se refieren no tanto a la autoría principal, sino, por ejemplo, al número de veces que un estudio de este tipo es citado por otros investigadores; es decir, la métrica para el reconocimiento académico y la influencia.
Sistemas de salud
Además, en los sistemas de salud, y en lo que afecta a enfermería, persiste la hegemonía del modelo biomédico, lo cual dificulta el ejercicio autónomo para realizar investigaciones que tengan un impacto en la práctica enfermera, y que logren el reconocimiento necesario. A ello se suman la sobrecarga laboral, la falta de tiempo, el escaso reconocimiento del valor social e institucional para la formación avanzada en Enfermería, que en muchos casos es autofinanciada y realizada de manera paralela con los arduos sistemas de turnos y el consiguiente deterioro de la vida familiar. Barreras que deben destruirse desde múltiples prismas: personal, colectivo, institucional y de formación académica.
Multitud de estudios han analizado también las principales barreras a la implementación de los resultados de la investigación enfermera en la practica clínica. Entre ellos un estudio descriptivo, transversal y multicéntrico desarrollado entre 1.572 enfermeras y liderado por M. Ángeles Cidoncha-Moreno. En él se concluye que la primera barrera identificada fue «el tiempo insuficiente en el trabajo para implementar nuevas ideas. La dimensión organizacional fue la mayor barrera percibida. Las enfermeras/os de Servicios Especiales percibieron más barreras en el factor calidad de la investigación que los que trabajaron en Atención Primaria. El tiempo de antigüedad mostró una débil influencia».
La implantación de cualquier proyecto de investigación enfermera requiere además de cambios organizativos.
Ayudas a la investigación
Y las ayudas son imprescindibles. El gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) interna de España ascendió a 15.768 millones de euros en 2020, representando el 1,41% del Producto Interior Bruto (PIB). La media mundial del gasto en investigación y desarrollo como fracción del PIB ronda el 2,274 %, con datos de 2017 y 2018. En el caso de Estados Unidos, la cifra es de 2,84%. Y en Europa, tenemos a Alemania con el 3,09%.
Precisamente esta semana el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado la Acción Estratégica en Salud (AES) para este año 2022, que contará con 144 millones gracias a la aportación de los Presupuestos Generales del Estado y los Fondos de recuperación. La AES, que gestiona el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) como organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, es la principal herramienta para financiar la investigación sanitaria en España. Concede ayudas para la realización de contratos y de proyectos de investigación para impulsar el desarrollo de la I+D+I en salud en España y la carrera profesional de su comunidad investigadora, principalmente la centrada en salud.
Desde Investén-ISCIII se ofrece asesoría para desarrollar proyectos de investigación en cuidados, no sólo a nivel metodológico en las diferentes fases de un proyecto de investigación, sino también asesoría para poder solicitar financiación.
Cientificas como tú
Dar visibilidad y divulgar los proyectos y el esfuerzo realizado por muchas mujeres investigadoras es clave. Sobre todo porque genera efecto espejo. Así lo explica Irantzu, enfermera investigadora.
En el campo de la investigación enfermera y de la investigación en fisioterapia hay multitud de investigaciones que mejoran la calidad de vida de las personas. Divulgar la ciencia enfermera entre la población ayuda también a eliminar estereotipos erróneos. En Enfermería tv hemos sido testigos de estas innovaciones en los últimos meses. Algunas como estas:
- Covid persistente
- Guías de practica clínica
- Aplicación móvil apoyo emergencias pediátricas
- Una vuelta al cole segura
- Investigan para que nos volvamos a abrazar
- Amb tu, el cojín que abraza a recién nacidos
- Gorro medicación neonatos
- Portajeringas
- Estudio efecto protector Amantadina
- Nuevo modelo de atención enfermedad inflamatoria intestinal
- CBIR enfermera
- Innovación sanitaria
- Exoesqueleto para niños
Pero hay muchas más. También es importante la celebración de congresos y encuentros de investigación donde se pongan en común los avances y las iniciativas, aunque todavía hoy a muchas profesionales se les nieguen los permisos para acudir a estos encuentros
Maltrato institucional
A pesar de todo la evolución ha sido vertiginosa y camina hacia una multidisciplinariedad liderada por enfermera. Así lo apuntaba Teresa Moreno, directora de Investen, antes de la pandemia.
La automotivación es importante, aunque visto lo visto, quienes tienen en su mano disponer los cambios necesarios, han de seguir favoreciendo el desarrollo cultural de los centros asistenciales, los medios y las ayudas para que las enfermeras sigan construyendo evidencia científica y transfieran la investigación a la práctica asistencial. No perdamos ninguna vocación científica. Teniendo evidencia del enorme beneficio que reporta a las personas, no hacerlo se puede considerar un maltrato institucional y una torpeza inexcusable.