La sociedad en la que vivimos ha permanecido casi toda su historia de espaldas a lo que ocurría en muchos hogares. La violencia ejercida contra las mujeres estaba normalizada y se consideraba un asunto familiar, que pertenecía a la intimidad.
La violencia de género es también un problema de salud
Ahora podemos decir, pero todavía no muy alto, que eso está cambiando. La violencia de género ha saltado del ámbito privado al público y ya se considera un problema de interés social, algo que nos afecta a todos y a todas. Pero la violencia de género es también un problema de salud. Así lo afirma Begoña Calonge, enfermera de urgencias que forma parte de la Comisión de Violencia del Hospital Universitario Gregorio Marañón.
El protocolo está muy bien definido en cada una de las etapas, desde que la mujer entra en urgencias con un caso claro de violencia de género, hasta que se deriva a Asuntos Sociales. La dificultad, apunta Begoña, “es que hay muchas mujeres que pasan por nuestras manos que no somos capaces de identificar como víctimas de violencia puertas atrás de la urgencia”.
13 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año
El papel de la enfermería es clave en la detección precoz de los casos de violencia de género, por el contacto directo con las mujeres y la empatía y agudeza que caracteriza a la profesión. Pero es una gran responsabilidad que tiene que estar respaldada por una formación, que según Begoña Calonge, “en muchas ocasiones es insuficiente, pero no solo en la enfermería, sino en todos los profesionales sanitarios”.
Educar en igualdad
En España, según datos oficiales, 13 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año, 1.045 desde que empezaron a contabilizarse en 2003. Además del asesinato hay otros muchos casos de violencia de género. Son los casos de lesiones, agresiones sexuales y de violencia psicológica en forma de amenazas o coacciones. Todos ellos repercuten en la salud de las mujeres pues la violencia de género tiene consecuencias en todas sus dimensiones: física, psicológica, emocional, sexual y social.
El camino hacia la erradicación de la violencia de género pasa obligatoriamente por la sensibilización, la información y, sobre todo, por la educación en igualdad como medida de prevención. Existen recursos de ayuda para víctimas de organismos públicos y un sólido tejido asociativo que promueve el cambio de las estructuras sociales, económicas y culturales para lograr la igualdad y la equidad de género entre mujeres y hombres.
En este programa de Objetivo Empleo Begoña Calonge nos acerca su trabajo diario y su compromiso con la erradicación de la violencia de género.